lunes, 30 de septiembre de 2013

De muerte y eternidad

"La única diferencia entre la persona y el personaje, 
es que el segundo vive para siempre."


Dibujo @Blancobain_

lunes, 16 de septiembre de 2013

A relaxing cup

                                 "A relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor..."

"Sí, y ya de paso si quieren relaxing people can go with putas in Montera Street..."

Dibujo @Blancobain_

domingo, 8 de septiembre de 2013

jueves, 5 de septiembre de 2013

Alguien ha entrado

Había alquilado con mis amigos una casa pegada en la playa para sobrevivir al Arenal Sound. Ya llevábamos tres días disfrutando del festival. Esa noche nos fuimos a dormir a las seis de la mañana. Recuerdo que antes de acostarme, abrí la ventana que pegaba al mar y vi como el color sonrojado del sol ya amenazaba todo resquicio de mar que alcanzaba mis ojos y eran tan bello y sencillo lo que veía que hice una fotografía para inmortalizarlo.

Soy sonámbulo, y una hora y cuarenta y cinco minutos más tarde, me desperté con un fuerte golpe en el pecho que me puso en pie de un salto sobrenatural. Me quedé asustado, fuera de la cama, sintiendo como mis pies descalzos tocaban el suelo repleto de restos de arena de la playa. Mi amigo, con el que compartía habitación aquellos días, que como todos, sabe que soy sonámbulo, me dijo sin perder la calma: “Tranquilo ¿Qué pasa?” A lo que le respondí: “¡Alguien ha entrado! ¡Alguien ha entrado!” Cuando dije, o más bien, grité esas palabras, ya era medio consciente de lo que hacía y decía. Me di cuenta que estaba soñando, miré el reloj del móvil, 7.45 de la mañana, y volví a la cama para seguir durmiendo.


A  las nueve de la mañana, sonó mi móvil. Fui disparado a cogerlo para evitar volver a despertar a mi amigo. Al ver la pantalla, con los ojos más cerrados que abiertos, pude leer “Mi Viejo - Llamando”, y antes de descolgarlo, en un lapso de cinco segundos, pensé en un cumulo de posibles gilipolleces que podría decirme para llamar a esas putas horas, pero no llegué a una conclusión clara. Arrastre el botón verde del móvil táctil y escuché su voz; “¿Te he despertado?” y yo  con la voz quebrada de haber cantado la noche anterior todas las canciones de La Habitación Roja, respondí: “Joder…claro papá, sólo he dormido dos horas ¿Qué quieres?” Su voz cambió radicalmente. Llorando, me dijo que mi cuñado había tenido un paro cardiaco y antes de que llegara el SAMUR, él mismo le había dado puñetazos en el esternón para intentar reanimarlo sin ningún éxito. Cuando llegó la ambulancia, consiguieron volver a reactivar los latidos de su corazón. Demasiado tarde. La parada cardiaca había durado alrededor de quince minutos, lo que significaba que los daños cerebrales, si se despertaba del coma, iban a ser absolutos. Cogí el primer Ave que salía de Valencia y volví a casa.

A la mañana siguiente llevé a mis sobrinos, los hijos de mi hermana, a la piscina, comimos allí, y pasé el día haciendo subnormalidades para hacerles reír y tenerlos distraídos. Cuando llegó mi hermana, mientras llenaba de besos a sus hijos, me dijo: “Tengo que contarte un secreto”. Apenas hice caso, con los niños, aclamando a su madre a gritos, había tanto caos que ni me di cuenta de continuar lo que me quería decir. Al acabar la tarde, la recordé que tenía que contarme un secreto. Me miró seriamente y me dijo que no, que me lo había inventado, que ella no tenía consciencia de que me hubiera dicho tal cosa. Así que pensé que me lo había inventado. No le di importancia.

Un día más tarde, por la noche, me confesó que la tarde que se supone (según yo) que me dijo que tenía que contarme un secreto, horas antes, cuando había visitado a mi cuñado en la UCI, le dijo al oído que tenía que contarle un secreto de algo que le había sucedido, y que hasta que no se despertara, no se lo iba a contar. Me juró que ella no tenía ninguna consciencia de haberme dicho que tenía que contarme un secreto  porque de hecho, no quería contármelo, quería reservarlo a su marido cuando acabara todo ese jodido calvario. Mi hermana se asustó y me dijo que si yo saqué de ella (incomprensiblemente) que tenía un secreto, significaba que mi cuñado iba a morir y que tarde o temprano  tendría que contármelo. Mi hermana no se confundía; murió al día siguiente de que ella me desvelara la existencia de un secreto, que aún desconozco, y que tiemblo pensando que ahora es para mí.


Aún recuerdo que mientras escuchaba los sollozos de mi padre en el móvil, le interrumpí diciendo “¿A qué hora ha pasado esto?” Sin dudar ni un segundo me respondió, y escuché a través del auricular la respuesta que no quería escuchar; “Cuando miré el reloj eran las 7.45”. Un escalofrío me recorrió el cuerpo y el móvil se me cayó al suelo.

En ese momento entendí  que los golpes insistentes de mi padre contra el esternón de mi cuñado, atravesaron, de alguna forma inexplicable, también mi pecho. Inconscientemente dije “¡Alguien ha entrado! ¡Alguien ha entrado!” y a fuerza de los golpes de mi padre, una parte de mi cuñado, se trasladó en el instante que desperté, entró dentro de mi alma y ahora se sustenta sobre mis huesos hasta que me muera.

@HoldenCenteno