domingo, 24 de febrero de 2013

Homenaje a los que hablan solos

Se le llama “loco” a todo aquél que se sale del comportamiento humano común. Es “raro” el que no hace lo que se debería hacer o como se debería hacer. “Es normal” la persona que actúa como la mayoría. “Está bien” lo que la colectividad decide que es bueno. “Está de moda” cuando todo el mundo lo hace y todo el mundo lo hace porque lo hace todo el mundo. “Todo el mundo lo hace” y así lo importante es que lo haga todo el mundo aunque lo que se esté haciendo sea una estupidez. Los actos, las formas de vida, los ideales que están respaldados por la mayoría son los que hay que hacer, adoptar y tener. Ausencia de pensamiento. Tenemos miedo a la muerte, a ser manjar para gusanos.
-¿Y si la vida es la muerte y la muerte es la vida?
-Pero mira que dices tonterías, no estás bien.
-No me entiendes, no estoy diciendo que estemos muertos, sólo estoy diciendo que cuando muramos no estaremos muertos.
-Tú estás loco, joder, que tío más raro, eres gilipollas.
-Soy loco, raro y anormal ¿qué pasa? Ofréceme algo que valga la pena y estaremos en la misma dimensión.
-Bueno, mira, déjame en paz, no me des más el coñazo, además, tengo que irme, me han regalado un disco y pienso escucharlo durante todo el día hasta rallarlo.

@HoldenCenteno

jueves, 21 de febrero de 2013

De Bukowski y la Absenta

Cuando tenía 14 años leí mis primeros versos de Bukowski. Le robaba a mi hermano sus libros de la estantería del cuarto, por la noche, cuando él quedaba con su novia, o aprovechaba las mañanas cuando ya se había ido a trabajar y a mí me faltaba poco para irme al colegio. Cogía el libro “Peleando a la contra” de Bukowski que tenía perfectamente visualizado el lugar que ocupaba en la estantería y se lo mangaba durante todo el día. Lo llevaba bajo el brazo, mostrando su portada, creyendo que la gente reconocía la cara de Bukowski y así al verlo, pensarían que yo era igual de duro, borracho y fracasado.

Tal fue la locura que me dio con este escritor que empecé a fumar, veía vídeos de internet en los que salía él para tratar de imitar su forma de andar, e incluso llegué a imaginar que tenía acné como cuando Bukowski era adolescente y se reían de su careto en el colegio y le metían palizas y no se quejaba. Yo deseaba ser así, que me dieran una paliza los de clase y cerrar la puta boca sin quejarme de un solo puñetazo recibido. Seguí los pasos de su poema “Consejo amistoso a un montón de jóvenes” y leí La Biblia, partí mi cabeza con un hacha, maté a mi jodido perro, me dejé barba, empecé a masticar sólo por el lado izquierdo de la boca y a lavar mis dientes con gasolina, me presenté al Alcalde de mi pueblo y teñí de azul esos zapatos que me compró mi vieja y que nunca me gustaron.

Bukowski bebía cerveza,whisky, ron, y absenta, como todo poeta maldito, aquel manjar de color verde conocido como la cocaína del S.XIX. Os mentiría si digo que bebo absenta para tuitear y también si os digo que la probé cuando tenía 14 años. Sólo la probé una vez (en la feria de un puto pueblo de cuyo nombre me podría acordar pero no me sale de los cojones) y ya a una edad avanzada, dos chupitos largos, y según bajaba aquel fuego líquido por mi garganta, ya había decidido no beber jamás esa maldita mierda que su sabor sólo me recordaba al clásico anís del mono con el que en navidades el miembro de la familia más estúpido se dedica a aporrear la botella con un cubierto para acompañar cualquier villancico. Cuando me siento un perdedor me gusta imaginar que bebo absenta del grifo del baño de mi casa, sin parar, hasta entrar en estado de trance y empezar a escribir cualquier cosa que me haga inmortal.

@HoldenCenteno